viernes, 19 de julio de 2013

Relato: Querido Diario

Continuamos compartiendo los relatos que han participado en el concurso "Familias refugiadas en Líbano ¿Qué ves tú?".
Con esta emotiva entrada a un diario de una persona palestina refugiada en Líbano ha participado Beatriz de la Plaza.

No se trata de reemplazar una vida por otra, un territorio por otro, sino más bien de seguir adelante, de sobrevivir a través de este alambre de espinas. Fuera no queda nada por lo que seguir, por lo que luchar. Papá dice que no volveremos jamás, que no conoceremos nuestra tierra, la que nos pertenece. Yo no se lo que significa, le he preguntado muchas veces que si esa tierra es nuestra porque no podemos ir a verla. Siempre obtengo la misma respuesta: miradas vacías al cielo, lágrimas, platos vacíos en la mesa…. El sonido de los pájaros metálicos da una respuesta contundente y  ensordecedora, ese sonido casi se ha convertido en música de muerte en mis oídos. A veces pienso que me hablan y gritan con voz rota que no seriamos bienvenidos a nuestra tierra. Tierra que no percibo, tierra que nunca saborearé, ni oleré, ni sembraré. Tierra desconocida para mía. 
Era un bebé cuando llegamos al campo de refugiados. No se por que lo llaman así, para mí es mí hogar no conozco otra realidad. Pero me pregunto el coste que tiene para mis padres seguir adelante en este dominio con un bagaje tan pesado. Ellos conocen los bombardeos, los saqueos, las lágrimas envueltas en  sangre, las miradas ausentes, los recuerdos envolventes, la muerte….ellos siguieron el dictamen de  su corazón, cambiar su vida por una vida para nosotros, para mis hermanos y para mí. Pero sé que el sueño de ellos es ser Palestinos en Palestina no en Líbano. 
Papá trabaja muy duro para darnos de comer y para proporcionarnos unos estudios. Lo oigo cada  noche decirle a mi mamá que el dinero se va…que no es suficiente. Ese es el precio de la vida, vida a cambio de miseria. No sabemos cuando las paredes cederán, no somos dueños de nuestras vidas. Pero al fin y al cabo es vida, ¿no?. 
¿Qué elegirías diario?, ¿miseria a cambio de vida?, ¿honor, valor y defensa con violencia y sangre?, ¿despertar y vivir?. ¿Vida o muerte?
No somos conscientes de que nuestros actos tiene consecuencias en el macrocosmo de las relaciones que suceden a nuestro alrededor. Nuestro corazón roto tiene grietas, vivimos para superar el dolor a toda velocidad. Por otro días más…aunque solo sea eso.
No pienso llorar, los lamentos se secaron en sollozos silenciosos. Es hora de avanzar, de perdonar, de superar,  de provocar cambio. Pero sobre todo de brillar, se que lo conseguiré por ellos, por mí.
Hasta mañana diario.

¡Gracias, Beatriz!

[Esta no es una publicación de RESCATE. El contenido de este relato pertenece al autor del mismo. ONG RESCATE no es responsable ni tiene por qué estar necesariamente de acuerdo con el contenido.]


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